"numerosas delegaciones de países occidentales ... abandonaron hoy la sala del Consejo [de derechos Humanos de la ONU] durante la intervención de Lavrov.
Lo que dice el señor, no sólo son mentiras, son calumnias y difamación (las definiciones están en el Código Penal), comenzando por llamar su guerra "operación especial""desmilitarizar y desnazificar a Ucrania" - lo hace Rusia con medios militares y métodos nazis
"practicar ocho años de violaciones de libertades fundamentales de la población rusohablante en Ucrania" - basta con escuchar qué lengua hablan la mayoría de los defensores de Ucrania para darse cuenta de lo desvergonzadamente calumnioso que es el señor ministro.
"Ucrania está siendo arrastrada hacia la OTAN y está recibiendo armas" - nadie la arrastra, no la aceptan en la alianza, es justamente la agresividad de Rusia que empuja a Ucrania a buscar protección y armas para repeler la invasión.
"Los neonazis tomaron el poder en 2014 y esta ocupación debe parar" - es una nefasta tradición del Kremlin llamar nazi, fascista a cualquiera a quien ve como enemigo de su poder: eran fascistas los comunistas Trotski i Tito, todos los luchadores por la libertad nacional, ucranianos, lituanos, estonios, armenios, tártaros, polacos ... y hasta rusos. Lo que pasó en 2014 fue la extracción del fracasado presidente Yanukovich en un helicóptero de las fuerzas especiales rusas para crear un vacío de poder y poder intervenir (el comienzo de la "operación especial"), pero los ucranianos procedieron según la constitución y eligieron un nuevo presidente y parlamento. Sin embargo, el Kremlin sigue hablando de un golpe de estado, porque así figura en su guión de operación especial y sirve para justificar la anexión de Crimea y la ocupación del sur y este de Ucrania, que resultó un debacle y se redujó a las formaciones terroristas en Donetsk y Luhansk.
"confisca los bienes de iglesias ortodoxas" - se refiere a la recuperación de templos por parte de la iglesia ortodoxa ucraniana, ya que Moscú quería mantenerlos en el poder del Patriarcado ortodoxo de Moscú, creado por Stalin en 1943 y desde siempre controlado por la seguridad del Estado.
"manipular la Segunda Guerra Mundial", "Glorifican a criminales de guerra y olvidan los monumentos de víctimas del fascismo", "Su conducta es una blasfemia, Zelenski debería rendir homenaje a la figura de su abuelo, quien combatió en el Ejército Rojo" - manipulación y blasfemia es lo que hace el régimen de Putin con sus bacanales en torno a la victoria sobre Hitler, el único episodio defendible en el historial del sanguinario dictador Stalin, a quien glorifica como "gerente exitoso". Su gerencia le costó millones de vidas al pueblo soviético, especialmente durante la Segunda Guerra Mundial. Al pactar con Hitler, le suministró materiales estratégicos, participó con él en la partición de Polonia, ocupó el Báltico, atacó a Finlandia y Rumania, mientras tanto prohibía cualquier lucha antifascista y declaraba que los incendiarios de la guerra eran Gran Bretaña y Francia, que no aceptaban las propuestas de paz del señor Hitler y eran criminales porque pretendían luchar hasta exterminar la ideología del nacional-socialismo. Cuando fue engañado por ése, el brillante gerente y generalísimo perdió en pocas semanas 3 millones de soldados y para salvar su poder recurrió a la ayuda de Occidente. Ya no quedan veteranos de guerra, quienes podrían contar cuánto armamento y otro material bélico, combustible, alimento y vestimenta tuvieron para combatir al invasor. Lograron derrotar a Hitler, pero salvaron a su dictador, quien les arrebató la victoria como si fuera su triunfo, dejándole al pueblo la tragedia de la guerra y la posguerra. Ni siquiera Stalin se atrevió seguir festejando el día de la victoria, pero su admirador actual, el advenedizo de Putin lo está explotando y convirtiendo en una religión militarista, vistiendo a los más pequeños en el uniforme de aquella guerra que ni él ha conocido, haciendo rezar al todo el pueblo abobado: si es necesario, lo volveremos a hacer. Solo falta poner la etiqueta de nazi a quien quieras destruir y centenares de miles de aborregados subirán a blindados, tanques, aviones, buques e irán sin preguntar por qué.
Tantas mentiras. Dicen que para la diplomacia es inevitable recurrir a mentiras, algunos lo llaman astucia o inteligencia. Pero un jefe de diplomacia que defiende el pisoteo del derecho internacional por su gobierno es impresentable, por decir lo menos.
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