dijous, 25 de setembre del 2025

Al no lograr éxito con la guerra Rusia-Ucrania, el pacificador Trump toma distancia

En los márgenes de la 80ª Asamblea General de las Naciones Unidas se celebró una reunión entre los presidentes de Estados Unidos y Ucrania, en la que Zelenskyi depositó grandes esperanzas, con la intención de convencer a Trump de la necesidad de la victoria de Ucrania. Tras esta reunión, Trump publicó en su red social Truth Social un mensaje en el que se leía que, aparentemente, había cambiado radicalmente su opinión sobre las perspectivas de la guerra en Ucrania. Después de meses en el cargo insistiendo en que Ucrania no tenía posibilidades de éxito y  no podía evitar hacer considerables concesiones territoriales a Rusia, que, en su opinión, iba a ganar la guerra, ahora ha declarado que Ucrania «está en condiciones de luchar y GANAR, recuperando a toda Ucrania en su forma original». Luego añadió una frase no del todo clara, pero que no deja lugar a dudas  sobre la posibilidad de una victoria de Ucrania, porque no solo podrá «recuperar a su país en su estado original y, quién sabe, ¡quizás incluso ir más allá!». Trump no suele redactar; revisa minuciosamente los mensajes que publica, el uso impreciso de sus palabras da lugar a muchas dudas e interpretaciones ambiguas, pero esta vez se pronunció por primera vez claramente sobre la posibilidad de que Ucrania salga victoriosa y recupere su soberanía.

Sin embargo, la nueva retórica de Trump no significa que pase a apoyar a Ucrania, como lo hacía su predecesor, Biden. Al darse cuenta de que no podrá cumplir su promesa de «poner fin a la guerra» en Ucrania, lo que hace es eximirse de responsabilidad y culpar literalmente a todos, incluida Rusia con sus socios, China e India, al igual que a sus propios socios occidentales que compran petróleo y gas rusos. Entre los principales responsables del colapso de la paz mundial, Trump mencionó a la ONU que, según él, a pesar de disponer de enormes recursos, no ayudó en absoluto a Estados Unidos a resolver las «guerras interminables», mientras que él, en siete meses, puso fin a siete de ellas.

Sin duda, la participación de Trump en la resolución de algunos conflictos armados influyó decisivamente en que estos se hayan detenido o suspendido (aunque no hay certeza de que se hayan resuelto las contradicciones subyacentes), Pero en un conflicto armado tan potente como la guerra entre Rusia y Ucrania, los esfuerzos pacificadores del presidente estadounidense ni siquiera lograron reducir la intensidad de las acciones criminales del agresor. Anteriormente, Trump insistía en que había que negociar con Putin, porque él es la parte fuerte en el conflicto (desde la tribuna de la Asamblea General, no dejó de recordar a la comunidad internacional que mantiene buenas relaciones con el presidente ruso), pero ahora se ha dado cuenta de que «Rusia está pasando por grandes problemas económicos y es el momento perfecto para que Ucrania actúe». Es decir, Ucrania, junto con sus aliados occidentales, puede reunir la fuerza necesaria y ganar sin la participación de Estados Unidos. Todo esto ya se sabía, pero Trump lo dice ahora para «justificar» su evasión de responsabilidad, porque no se ve la necesidad de su participación. Para dejar claro que él se mantendría al margen, añadió la frase: «En cualquier caso, deseo lo mejor a ambos paises». Sigue sin ver quién es el agresor y quién es la víctima, pero ya no dice que Zelenskyi y Biden son los culpables de la guerra.

Por supuesto, este cambio en la retórica de Trump parece un giro de 180 grados en su postura, y Zelenskyi puede contabilizarlo como su éxito en la política internacional, pero esto aún no ha tenido ningún efecto en la situación real, ni en el frente ni en la arena internacional, donde, a excepción de los militares ucranianos, que están luchando con determinación, las acciones de todos ellos no son más que una reacción, más o menos insegura, a las amenazas y acciones de Putin.

Los recientes incidentes con drones y aviones rusos en el espacio aéreo de los países europeos de la OTAN, que se han vuelto más frecuentes, son una advertencia bastante clara del Kremlin de que a Europa no le conviene interferir en las operaciones de Putin  para ajusticiar a Ucrania, y que él no se detendrá allí, sino que continuará la operación si la OTAN no abandona la zona que el Kremlin considera suya. Con esto, no parece incomodarle el hecho de que, en los muchos años de enfrentamiento entre la OTAN y Moscú con amenazas recíprocas, solo el Kremlin haya sido quien llevó a cabo intervenciones armadas. Aunque los aliados de la OTAN despegaron sus aviones para interceptar a los aviones rusos invasores y destruir los drones, quedó de manifiesto que no se disponía de una defensa antiaérea eficaz en el flanco oriental. Los planes para su creación requerirán mucho tiempo, que ya no queda, además, y por el momento no hay perspectivas de cerrar la grave brecha creada por Hungría y Eslovaquia.

Llama la atención el hecho de que las provocaciones rusas en Europa no suponen ninguna amenaza directa para las fuerzas estadounidenses, Y cuando se le preguntó al presidente Trump sobre si los países europeos de la OTAN pueden derribar aviones rusos invasores, respondió con rotundidad: «Sí, pueden», lo que sin embargo no incluía a EE.UU. Esto concuerda plenamente con sus repetidas declaraciones en el sentido de que Estados Unidos no asume la responsabilidad de la seguridad europea, que debe ser asunto de los propios europeos, quienes no financian la OTAN en la medida necesaria. Sin Estados Unidos, las estructuras de la OTAN no pueden operar efectivamente en Europa, mientras que Europa no posee estructuras de defensa propias. En este contexto, el mensaje que se envía a Putin se leería así: «Estados Unidos no intervendrá de manera efectiva ni en Ucrania ni en Europa, pero si no tienes fuerzas suficientes, Vladimir, te conviene detenerte ahora».

El secretario de Estado Rubio expresó el «fin del derramamiento de sangre en la guerra de Ucrania» como una exigencia de Trump en su reunión con el ministro ruso Lavrov al margen de la Asamblea General. El jefe de la diplomacia norteamericana subrayó que Moscú debe tomar «medidas concretas para alcanzar una solución duradera» en la guerra, a lo que el ruso replicó que, en Alaska, Putin y Trump acordaron que primero deben eliminarse las causas fundamentales del conflicto, y aprovechó la ocasión para volver a acusar a Ucrania y a la UE de prolongar la guerra.

Trump escribió en la red social Truth Social: «Rusia lleva tres años y medio librando una guerra sin sentido que, con su verdadero poderío militar, habría terminado en una semana. Esto deja a Rusia en una luz poco decorosa. De hecho, la hace parecer un «tigre de papel». Es difícil evitar la impresión de que el estadounidense quiere avergonzar a Putin por dañar la imagen de Rusia, lo que suena como un desafío a aplicar «la verdadera fuerza militar» para terminar la «contienda» en una semana. La que, por lo demás, no es una guerra, según él.

Quizás sin tener esa intención, el portavoz del presidente de la Federación Rusa aclaró la cuestión de la guerra cuando desmintió la tesis de Trump sobre la supuesta «contienda sin sentido» de Rusia. «Hay una guerra. Sí, la operación militar especial [denominación oficial rusa para la invasión en Ucrania] es una cosa, pero lo que está sucediendo a nuestro alrededor es una guerra. Ahora mismo estamos en la fase más aguda de la guerra, que es bastante decisiva. Tenemos que ganarla por el bien de nuestros hijos, nuestros nietos y nuestro futuro», concluyó Dmitri Peskov con grandilocuencia. No se anduvo con rodeos al expresar lo que es obvio para cualquiera que no quiera engañarse a sí mismo: con el pretexto de una operación contra los imaginarios nazis en Kiev, el régimen de Putin ha iniciado la fase más aguda de la lucha por ampliar su espacio en el mundo. Hoy, las llamas del fuego implacable ya rozan Europa del Este. Trump prefiere mantener la distancia, asegurando a cada una de las partes en conflicto que tienen fuerzas suficientes para resolver el conflicto por sí mismas, y que él no tiene ninguna intención de ayudar ni de intervenir.

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